Ordenadores, agendas electrónicas o las pizarras electrónicas en las aulas han irrumpido con fuerza en los colegios en los últimos años, sin embargo, un elemento tan primitivo como servicial, nunca falta en la mochila de los estudiantes de todas las edades, se trata del lapicero, un invento que cumple 250 años desde su aparición y del que, en la actualidad, se venden alrededor de 20.000 millones de unidades al año. Pero no sólo tiene éxito entre los escolares, difícil es ver a un adulto que en su mesa de trabajo, en su maletín o en su bolso no porte este pequeño objeto. Sus claves: es rápido, barato, siempre está disponible y no necesita recargarlo, -tan sólo afilarlo de vez en cuando-.
Historia. Fue en 1761 cuando Kaspar Faber abrió una carpintería en Stein e introdujo mina de granito en el interior de la madera. No fue hasta 1839 cuando Lothar Faber definió su forma y calidad actuales: forma hexagonal con el nombre insertado en sus productos.
Otra gran revolución llegó en 1875 cuando se añadió en la parte superior la goma de borrar, un gran avance, que hizo elevar los beneficios de manera notable.
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