Seis meses después del atentado contra la Casa Cuartel de Burgos, la repercusión en prensa del fatídico aniversario ha sido más bien escasa y no va más allá de unas páginas en Diario de Burgos, el decano de la prensa burgalesa y periódico de referencia provincial.
Hoy, seis meses después de la tragedia, aún quedan algunas heridas abiertas tanto a nivel personal como material. Si bien las primeras serán más difíciles de cerrar, y el tiempo transcurrido no ha sido suficiente para mitigar todo el dolor que se concentró esa noche, las segundas tienen un coste aproximado de 22 millones de euros.
ESTADO ACTUAL. A día de hoy, la estructura del edificio permanece intacta, no así el resto de paredes y tabiques que fueron demolidos a los pocos días del atentado y cuyos trabajos están prácticamente concluidos. Esta situación hace que, a través del esqueleto del edificio, se pueda ver el otro lado de la calle.
El resto de dependencias anexas ya están concluidas y sólo resta completar su equipamiento interno para reubicar allí las oficinas de varios departamentos de la Guardia Civil que, actualmente, se encuentran instalados en el edificio que antiguamente ocupaba la Subdelegación del Gobierno hasta su traslado al edificio del Banco de España tras su reforma.
Parte esencial de aquel día fueron los Policías Locales de Burgos que ofrecieron sus instalaciones que se encuentran al otro lado de la calle para dar cobijo a las familias afectadas. Por ese motivo, Diario de Burgos, les dedica un reportaje en el que recuerdan el papel fundamental que desempeñaron ese día.
Hoy, seis meses después de la tragedia, aún quedan algunas heridas abiertas tanto a nivel personal como material. Si bien las primeras serán más difíciles de cerrar, y el tiempo transcurrido no ha sido suficiente para mitigar todo el dolor que se concentró esa noche, las segundas tienen un coste aproximado de 22 millones de euros.
ESTADO ACTUAL. A día de hoy, la estructura del edificio permanece intacta, no así el resto de paredes y tabiques que fueron demolidos a los pocos días del atentado y cuyos trabajos están prácticamente concluidos. Esta situación hace que, a través del esqueleto del edificio, se pueda ver el otro lado de la calle.
El resto de dependencias anexas ya están concluidas y sólo resta completar su equipamiento interno para reubicar allí las oficinas de varios departamentos de la Guardia Civil que, actualmente, se encuentran instalados en el edificio que antiguamente ocupaba la Subdelegación del Gobierno hasta su traslado al edificio del Banco de España tras su reforma.
Parte esencial de aquel día fueron los Policías Locales de Burgos que ofrecieron sus instalaciones que se encuentran al otro lado de la calle para dar cobijo a las familias afectadas. Por ese motivo, Diario de Burgos, les dedica un reportaje en el que recuerdan el papel fundamental que desempeñaron ese día.
Ojalá no se repitiera nunca más, en ningún sitio, bajo ninguna reivindicación...
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