La Montaña Palentina suele ser, año tras año, uno de los lugares elegidos por las cigüeñas para establecer su residencia de verano durante los meses más cálidos del año hasta que, con la llegada del otoño, vuelvan a emprender el vuelo hacia el continente africano.
Hoy se celebra la efeméride de San Blas, el día en el que según el dicho popular llega año tras año la cigüeña, el día en que campanarios, tejados, iglesias, catedrales y las construcciones más recónditas se ven ocupadas por estos animales.
Las tradiciones entorno al día de San Blas recorren todo el territorio castellano y, por extensión, al resto de España. En Salamanca, por ejemplo, la víspera de la efeméride se venden unas gargantillas que se anudan al cuello ese mismo día, se quitan en martes de Carnaval y se queman el miércoles de Ceniza para evitar afecciones, catarros y gripes.
SIMBOLISMO CULTURAL. Más allá de la celebración de San Blas, la cigüeña ha estado siempre ligada de una manera muy estrecha con la cultura occidental como símbolo de maternidad.
Esta peculiar costumbre deriva de una antigua superstición popular en la que se decía que las cigüeñas eran precursoras de felicidad y prosperidad. A esto ha de sumarse la costumbre de algunas de estas aves de anidar en la cima de las chimeneas, por donde resultaría más fácil imaginar que dejaría caer el bebé.
Últimamente las simpáticas cigüeñas se quedan con nosotros todo el año... ¿Será por el cambio climático? ;)
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