Con motivo del 29º aniversario del intento del golpe de Estado llevado a cabo por Tejero, el 23 de febrero de 1981, y para conocer un poco de nuestra historia, esa que se debe conocer para no intentar repetir, durante esta semana se llevará a cabo un breve resumen de los totalitarismos que gobernaron el continente europeo en gran parte del siglo pasado.
Uno de estos totalitarismos, quizás el más sangriento y conocido por todos, fue el Nazismo, encabezado por Adolf Hitler en búsqueda de la supremacía de la raza aria.
El nazismo es una ideología alemana que alcanzaría gran importancia en los años 30 tras la catástrofe económica de 1929. El crack del 29, supuso la quiebra de varias empresas y despidos masivos que, en Alemania, se vieron acentuados por los graves efectos económicos que debieron asumir tras caer derrotados en la Primera Guerra Mundial.
El Nazi era un gobierno totalitario que giraba en torno a la figura de su máxima representación, Hitler, que pretendía defender un imperialismo que debería llevar a conquistar los pueblos que ellos consideraban inferiores.
ANTISEMITISMO NAZI. Para los seguidores del movimiento Nazi, los judíos encarnaban todos los males de la nación alemana: eran proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que oprimían al pueblo alemán. Además eran la prensa que difamaba contra la nación, cómplices de humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. En definitiva, el judío era el enemigo racial del alemán.
Por este motivo, en 1935, se establecieron las leyes de Núremberg que, en una primera fase, privaron a los judíos la ciudadanía alemana y todo derecho. En una segunda fase se excluyó a los judíos de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, al transporte público, los teatros y los jardines.
Finalmente, los judíos fueron concentrados en campos. A esto seguiría la esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos de concentración, inicialmente destinados a la prisión preventiva se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados.
Todo esto llevó a que, entre 1939 y 1945, se asesinasen a entre 11 y 14 millones de personas, -de los cuales 6 millones eran judíos-, en campos de concentración y guetos a los que hay que sumar las ejecuciones en masa y a través de otros métodos como los experimentos médicos, cámaras de gas, hambruna y enfermedad.
Uno de estos totalitarismos, quizás el más sangriento y conocido por todos, fue el Nazismo, encabezado por Adolf Hitler en búsqueda de la supremacía de la raza aria.
El nazismo es una ideología alemana que alcanzaría gran importancia en los años 30 tras la catástrofe económica de 1929. El crack del 29, supuso la quiebra de varias empresas y despidos masivos que, en Alemania, se vieron acentuados por los graves efectos económicos que debieron asumir tras caer derrotados en la Primera Guerra Mundial.
El Nazi era un gobierno totalitario que giraba en torno a la figura de su máxima representación, Hitler, que pretendía defender un imperialismo que debería llevar a conquistar los pueblos que ellos consideraban inferiores.
ANTISEMITISMO NAZI. Para los seguidores del movimiento Nazi, los judíos encarnaban todos los males de la nación alemana: eran proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que oprimían al pueblo alemán. Además eran la prensa que difamaba contra la nación, cómplices de humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. En definitiva, el judío era el enemigo racial del alemán.
Por este motivo, en 1935, se establecieron las leyes de Núremberg que, en una primera fase, privaron a los judíos la ciudadanía alemana y todo derecho. En una segunda fase se excluyó a los judíos de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, al transporte público, los teatros y los jardines.
Finalmente, los judíos fueron concentrados en campos. A esto seguiría la esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos de concentración, inicialmente destinados a la prisión preventiva se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados.
Todo esto llevó a que, entre 1939 y 1945, se asesinasen a entre 11 y 14 millones de personas, -de los cuales 6 millones eran judíos-, en campos de concentración y guetos a los que hay que sumar las ejecuciones en masa y a través de otros métodos como los experimentos médicos, cámaras de gas, hambruna y enfermedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario